La casa de Alba, una de las más preeminentes de Castilla, se hallaba á principios del siglo XVI en su más alto acrecentamiento, debido en parte á recompensas dadas por los Reyes en premio de sus señalados servicios, y en parte tambien á adquisiciones granjeadas con el mayor acierto y diligencia por sus poseedores inmediatos. Hallábase entónces á la cabeza de ella D. Fadrique de Toledo, segundo Duque de Alba, el primero de los próceres del Estado en dignidad y en influjo, áun cuando no lo fuese en riquezas ni en poder.
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